Este 1 de septiembre, Claudia Sheinbaum rindió su primer informe de gobierno como presidenta de México. A once meses de haber asumido el cargo, el acto en Palacio Nacional no solo cumplió con el protocolo constitucional: fue también una declaración de rumbo, estilo y prioridades. Y como todo primer informe, más que cifras, lo que se lee entre líneas es el tipo de liderazgo que se está consolidando.

¿Qué se dijo?

La presidenta presentó una batería de cifras que apuntan a avances en vivienda, salud, educación, infraestructura y economía:

- 249 mil viviendas iniciadas, con una meta de 392 mil para fin de año.
- 236 mil créditos para mejoramiento de vivienda y 189 mil escrituras gratuitas entregadas.
- Más de 13 millones de becas estudiantiles, 67 mil escuelas rehabilitadas y 20 nuevas universidades.
- 90% de abasto de medicamentos en centros de salud.
- Crecimiento económico del 1.2% y aumentos históricos en salarios.
- Obras en puertos, caminos, puentes, aeropuertos y trenes, además de 31 hospitales nuevos.

En política exterior, Sheinbaum subrayó una relación con Estados Unidos basada en ’confianza mutua, respeto a la soberanía y colaboración sin subordinación’. En materia judicial, celebró el fin del ’nepotismo’ y el inicio de una ’nueva era de legalidad’ tras la reforma que permitió elegir ministros y jueces por voto popular.

¿Qué no se dijo?

Aunque se mencionó una reducción del 25% en homicidios, medios como Animal Político han señalado inconsistencias en las cifras oficiales. El informe evitó confrontaciones, pero también omitió autocrítica sobre temas como:

- Persistencia de violencia en regiones clave.
- Migración y crisis humanitaria en la frontera sur.
- Transparencia en contrataciones públicas.
- Gobernabilidad local y tensiones con gobiernos estatales.

¿Qué significa?

Sheinbaum llega a este primer corte con niveles de aprobación superiores al 70%, según El Financiero y Mitofsky. Su estilo, más técnico y menos confrontativo que el de AMLO, busca consolidar continuidad sin caer en la copia. Pero el reto será demostrar que el modelo de la Cuarta Transformación puede evolucionar sin perder cohesión ni eficacia.

La narrativa oficial es clara: ’vamos bien y vamos a ir mejor’. Pero el país exige más que optimismo: exige resultados verificables, diálogo plural y capacidad de corregir el rumbo cuando sea necesario.

Reacciones clave

- Yasmín Esquivel, ministra de la Corte, celebró el inicio de una nueva etapa judicial con mayoría femenina.
- Alfonso Durazo, gobernador de Sonora, destacó una reducción del 34% en homicidios dolosos.
- Samuel García, gobernador de Nuevo León, afirmó que su estado logró una reducción del 70% en homicidios.
- Tatiana Clouthier elogió la inversión extranjera y el impulso a infraestructura hospitalaria.
- Leonardo Lomelí, rector de la UNAM, valoró los avances económicos pese a un año difícil.
- En sondeos ciudadanos, hubo aprobación general, aunque muchos admitieron no haber visto el informe completo.

¿Y ahora qué?

El primer informe no es un cierre, sino una apertura. A partir de hoy, la administración Sheinbaum deberá demostrar que puede gobernar con firmeza sin autoritarismo, con cercanía sin clientelismo, y con visión sin improvisación.

La ciudadanía, los medios y las instituciones tienen la responsabilidad de vigilar, cuestionar y participar. Porque si algo quedó claro este 1 de septiembre, es que el futuro de México no se construye solo desde Palacio Nacional.